6.07.2006
Mito y Alegoría
Por Oscar Martínez Herrera
Egresado: Filosofía U.A.B.C.
Capitulo: 4
En los números anteriores, habíamos mencionado la definición etimológica de la palabra mito, MUTHOS, proveniente de la raíz griega muto logeou y muto logeo- o (contar mitos)2 narra, describe y trata en lenguaje simbólico religioso el origen de los elementos y supuestos básicos de una cultura;
Anteriormente se mencionó que los cuentos tradicionales son los que tratan sobre narraciones ficticia, producto de la imaginación o narración real, con cierto lenguaje de distorsión sin apego a un lineamiento histórico; también se habló de la leyenda o Legenda proveniente del Latín (Legere, leer: Legenda), las cosas que se han de leer y significa lo que ha de ser leído.
En este capítulo se abordará de la alegoría, como parte fundamental del estudio mítico, ya que ha sido parte de el mismo mito, pero su función es diferente, como se explicará más adelante.
En cuanto el término etimológico de alegoría, derivada del verbo griego allegoreo, allos (otros) y agorein (hablar, arengar), que significa: hablar o explicar figuradamente, es decir una figura retórica, que encadena varias metáforas para trasmitir un significado figurado y oculto. Pero esta figuración se deriva y se asemeja con la metáfora. Es decir, se trata de un habla alterado, un habla en alteridad, y por eso al hablar de una cosa se refiere a otra totalmente diferente. Además el habla alegórico retiene el centro focal que asignamos al mito: el habla viva opuesta a la escritura. El mito se retroalimenta de esta forma de habla alegórico, pues proviene del griego antiguo mutos ou o= que significa: palabra, discurso, razón, dicho público, relato comunicado, comunicación, noticia, mensaje, conversación, plática, deliberación consigo mismo, reflexión, pensamiento, opinión, resolución, proyecto, designio, plan, consejo, rumor, relato imaginado, invención, leyenda, mito, fábula, objeto del conservación, asunto, historia, etc., pero sin perder su esencia, la tradición oral, es decir el habla opuesta a la escritura, es atemporal y tradicional.
Una de las alegorías más difundidas es la de la Justicia, representada alegóricamente con una mujer con los ojos vendados (la diosa Temis, la dama ciega, o la diosa de la justicia, metáfora de la ecuanimidad) la cual sostiene una balanza en su mano, que representa la metaforota del equilibrio entre lo positivo y lo negativo, peso y contrapeso, así como una espada en la otra mano, con la cual ejecutará la justicia. Otra ejemplo es la alegoría religiosa de la imagen de Jesucristo, el cual es representado de varias formas, ya sea corpórea en la imagen de la eucaristía, es decir, como Pan y Vino, que representa el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que se ingiere para transustanciarse, e incorporar una imagen divina o la del sacrificio o inmolación, donde el mismo Cristo ofrece la vida como un sacrificio y se representa alegóricamente como un cordero (el cordero de dios que quita los pecados del mundo), un animal de rebaño que los israelitas de la antigüedad, utilizaban para rituales religiosos, que era sacrificado como plegaria para el dios que adoraban.
En este aspecto observamos a la alegoría que recurre a la personificación, que nos hace pensar que la misma alegoría esta muy unida a la METAFORA (que después hablaremos de ello) y al mismo tiempo al propio SIMBOLO, se diferencia por su valor más unívoco. Otra alegoría es la de la obra de la edad media: Anticlaudiano de Alain de Lille, de el s. XII, en donde aparece el carro alegórico ideado por Fronesis (la Sabiduría) para viajar a los cielos y que es construida por siete jóvenes, los cuales representan las siete Artes Liberales, atribuidos por Fronesis: la Gramática es el timón, la Dialéctica es el eje, la Retórica dora las piezas y los cuatro restantes –Aritmética, Música, Geometría y Astronomía- se ocupan de las cuatro ruedas, mientras los cinco sentidos son los caballos que tiran del carruaje. Esta alegoría del carro se remonta a fuentes antiguas e incluso bíblicas, como en el caso de la imagen de Abraham, quien es trasportado al cielo en un carruaje de fuego; o como en el caso de Dante Alighieri, en su obra La Divina Comedia, el cual representa la imagen del carro de la iglesia con la virtudes teologales y cardinales.
Se dice también que la alegoría consiste en una serie de metáforas o en una metáfora continuada, es decir una metáfora más extensa, lo mismo se refiere del mito como forma de metáfora continuada, por lo cual se refiere a los nombres y a la alegoría.
También se da el fenómeno de comparación entre metáfora y alegoría, por un lado, y mito, por el otro. La gran diferencia es que la alegoría y la metáfora representan figuras de índole moralizante o religiosa, como el ejemplos expuestos, y esta clase de fenómenos no suceden con el mito, aunque el mismo mito se valga de esta clase de figuras para llevar a cabo su trabajo.
Otro ejemplo claro de la alegoría es el amor de Román de la Rose, de Guillaume de Lorris y Juan de Meun del siglo XII, o en el caso de la literatura española, con milagros de Nuestra Señora, de Gonzalo de Berceo, en donde se representa alegóricamente el prado como el mismo paraíso; las fuentes son los evangelios; las flores representan los nombres de la Virgen; o las aves son los santos.
En el próximo capítulo abordará la relación que existe entre la mitología y la parábola, y cómo éstas, han servido de ejemplificación y formación ético moral y de cómo a través de este fenómeno el mito se desenvuelve.
Bibliografía:
Acevedo Martínez Cristóbal, Mito y Conocimiento, Universidad Ibero Americana, México 1993,
Departamento de Filosofía, Cuaderno de Filosofía no 17
Montes de Oca Francisco, Literatura Universal, Editorial Porrúa México 1987, Vigésimo octava Edición
J. M. Pabón de Urbina, Diccionario Manual Griego, Griego clásico – español, España 1967, editorial
VOX, décimo octava edición
Camacho Becerra Heriberto, Camparán Rizo Juan José, Castillo Robles Felipe, Manual de Etimología Grecolatina, México 2000, Editorial: Limusa,
Egresado: Filosofía U.A.B.C.
Capitulo: 4
En los números anteriores, habíamos mencionado la definición etimológica de la palabra mito, MUTHOS, proveniente de la raíz griega muto logeou y muto logeo- o (contar mitos)2 narra, describe y trata en lenguaje simbólico religioso el origen de los elementos y supuestos básicos de una cultura;
Anteriormente se mencionó que los cuentos tradicionales son los que tratan sobre narraciones ficticia, producto de la imaginación o narración real, con cierto lenguaje de distorsión sin apego a un lineamiento histórico; también se habló de la leyenda o Legenda proveniente del Latín (Legere, leer: Legenda), las cosas que se han de leer y significa lo que ha de ser leído.
En este capítulo se abordará de la alegoría, como parte fundamental del estudio mítico, ya que ha sido parte de el mismo mito, pero su función es diferente, como se explicará más adelante.
En cuanto el término etimológico de alegoría, derivada del verbo griego allegoreo, allos (otros) y agorein (hablar, arengar), que significa: hablar o explicar figuradamente, es decir una figura retórica, que encadena varias metáforas para trasmitir un significado figurado y oculto. Pero esta figuración se deriva y se asemeja con la metáfora. Es decir, se trata de un habla alterado, un habla en alteridad, y por eso al hablar de una cosa se refiere a otra totalmente diferente. Además el habla alegórico retiene el centro focal que asignamos al mito: el habla viva opuesta a la escritura. El mito se retroalimenta de esta forma de habla alegórico, pues proviene del griego antiguo mutos ou o= que significa: palabra, discurso, razón, dicho público, relato comunicado, comunicación, noticia, mensaje, conversación, plática, deliberación consigo mismo, reflexión, pensamiento, opinión, resolución, proyecto, designio, plan, consejo, rumor, relato imaginado, invención, leyenda, mito, fábula, objeto del conservación, asunto, historia, etc., pero sin perder su esencia, la tradición oral, es decir el habla opuesta a la escritura, es atemporal y tradicional.
Una de las alegorías más difundidas es la de la Justicia, representada alegóricamente con una mujer con los ojos vendados (la diosa Temis, la dama ciega, o la diosa de la justicia, metáfora de la ecuanimidad) la cual sostiene una balanza en su mano, que representa la metaforota del equilibrio entre lo positivo y lo negativo, peso y contrapeso, así como una espada en la otra mano, con la cual ejecutará la justicia. Otra ejemplo es la alegoría religiosa de la imagen de Jesucristo, el cual es representado de varias formas, ya sea corpórea en la imagen de la eucaristía, es decir, como Pan y Vino, que representa el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que se ingiere para transustanciarse, e incorporar una imagen divina o la del sacrificio o inmolación, donde el mismo Cristo ofrece la vida como un sacrificio y se representa alegóricamente como un cordero (el cordero de dios que quita los pecados del mundo), un animal de rebaño que los israelitas de la antigüedad, utilizaban para rituales religiosos, que era sacrificado como plegaria para el dios que adoraban.
En este aspecto observamos a la alegoría que recurre a la personificación, que nos hace pensar que la misma alegoría esta muy unida a la METAFORA (que después hablaremos de ello) y al mismo tiempo al propio SIMBOLO, se diferencia por su valor más unívoco. Otra alegoría es la de la obra de la edad media: Anticlaudiano de Alain de Lille, de el s. XII, en donde aparece el carro alegórico ideado por Fronesis (la Sabiduría) para viajar a los cielos y que es construida por siete jóvenes, los cuales representan las siete Artes Liberales, atribuidos por Fronesis: la Gramática es el timón, la Dialéctica es el eje, la Retórica dora las piezas y los cuatro restantes –Aritmética, Música, Geometría y Astronomía- se ocupan de las cuatro ruedas, mientras los cinco sentidos son los caballos que tiran del carruaje. Esta alegoría del carro se remonta a fuentes antiguas e incluso bíblicas, como en el caso de la imagen de Abraham, quien es trasportado al cielo en un carruaje de fuego; o como en el caso de Dante Alighieri, en su obra La Divina Comedia, el cual representa la imagen del carro de la iglesia con la virtudes teologales y cardinales.
Se dice también que la alegoría consiste en una serie de metáforas o en una metáfora continuada, es decir una metáfora más extensa, lo mismo se refiere del mito como forma de metáfora continuada, por lo cual se refiere a los nombres y a la alegoría.
También se da el fenómeno de comparación entre metáfora y alegoría, por un lado, y mito, por el otro. La gran diferencia es que la alegoría y la metáfora representan figuras de índole moralizante o religiosa, como el ejemplos expuestos, y esta clase de fenómenos no suceden con el mito, aunque el mismo mito se valga de esta clase de figuras para llevar a cabo su trabajo.
Otro ejemplo claro de la alegoría es el amor de Román de la Rose, de Guillaume de Lorris y Juan de Meun del siglo XII, o en el caso de la literatura española, con milagros de Nuestra Señora, de Gonzalo de Berceo, en donde se representa alegóricamente el prado como el mismo paraíso; las fuentes son los evangelios; las flores representan los nombres de la Virgen; o las aves son los santos.
En el próximo capítulo abordará la relación que existe entre la mitología y la parábola, y cómo éstas, han servido de ejemplificación y formación ético moral y de cómo a través de este fenómeno el mito se desenvuelve.
Bibliografía:
Acevedo Martínez Cristóbal, Mito y Conocimiento, Universidad Ibero Americana, México 1993,
Departamento de Filosofía, Cuaderno de Filosofía no 17
Montes de Oca Francisco, Literatura Universal, Editorial Porrúa México 1987, Vigésimo octava Edición
J. M. Pabón de Urbina, Diccionario Manual Griego, Griego clásico – español, España 1967, editorial
VOX, décimo octava edición
Camacho Becerra Heriberto, Camparán Rizo Juan José, Castillo Robles Felipe, Manual de Etimología Grecolatina, México 2000, Editorial: Limusa,
Por Óscar Martínez Herrera*
*Egresado de Filosofía, U.A.B.C.
Capítulo: 3
Anteriormente se mencionó la definición etimológica de la palabra mito, MUTHOS, proveniente de la raíz griega muto logeou y muto logeo- o (contar mitos)2; narra, describe y trata en lenguaje simbólico religioso, el origen de los elementos y supuestos básicos de una cultura. También se mencionó a los cuentos tradicionales como parte fundamental del estudio mítico, los cuales tratan sobre narraciones ficticias, producto de la imaginación o realidad con cierto lenguaje de distorsión sin apego a un lineamiento histórico.
En este capítulo se abordará la relación que existe entre el mito y la leyenda, que al parecer tienen gran similitud con el cuento tradicional y con otras corrientes de la mitología, pero en el fondo sus definiciones y trabajos son diferentes.
Primeramente podemos definir a la leyenda como la narración tradicional o colección de narraciones relacionadas entre sí de un hecho imaginario, pero que se consideran reales. A diferencia de los cuentos fantásticos, que pueden ser hechos reales, son distorsionados, tanto la historia como los personajes, en las leyendas el personaje es real, pero su historia se torna ficticia o se da, a veces, una mezcla de hechos reales y de ficción a la vez, y parten de una situación históricamente verídica. Su terminología tiende a reafirmar este hecho, pues el término leyenda proviene de la lengua latina medieval LEGENDA (del Latín: Legere, leer: Legenda, las cosas que se han de leer), y significa lo que a de ser leído3, y es que durante algunos oficios religiosos de la iglesia cristiana, se leía en voz alta leyendas, vida de santos y de los mártires. De estas historias podemos mencionar la Legendi di sancti vulgari storiado (Leyenda Dorada), escrita por el dominico Santiago de la Vorágine, donde encontramos un fenómeno peculiar, es un escrito hagiográfico que exalta la figura de los santos como algo fantástico, e incluso, con ciertas atribuciones milagrosas o actos sobrenaturales. No nos extrañe encontrar escritos de vida de santos, como en el caso de San Francisco Asís, del cual se menciona que era un hombre estigmatizado 4 y que incluso realizaba milagros. De la misma forma encontramos al escritor José María Eça de Queiroz, quien publicó en el siglo XIX, su diccionario de milagros y de vida de santos.
La leyenda tiene esta característica, el situarse en un lugar y en una época específica y que parte de hechos que fueron reales aunque están idealizados, y hasta cierto grado mitificados. Se diferencían de la historia, en cuanto su narración y su finalidad, la cual es siempre de tipo didáctico, ético, religioso o nacionalista, como en el caso de los pueblos que han exaltado la memoria de sus héroes, cuando éstos no realizaron una hazaña que no les correspondía. Un ejemplo típico es el de la historia en México, el cual hace hincapié en sus héroes nacionales, como en el caso de Miguel Hidalgo, quien es mencionado como “el padre de la patria” y principal personaje de la Independencia, cuando es personaje mas de la historia de un pueblo, o en el caso de los Niño Héroes, entre otros.
Por lo cual se puede decir que las leyendas, a diferencia de los mitos que sólo se encargan de los dioses, creaciones, héroes semi-dioses, etc., éstos remarcan al héroe humano y su relación con su entorno. En este aspecto se puede mencionar la obra la Odisea, de Homero, que su personaje principal Ulises, quien a pesar de sus relación con los dioses, pasa por el plano de leyenda en el momento que deja vestigios en la historia del pueblo de Troya. O como en el caso de Héctor y Aquiles, personajes principales de la Iliada, que a pesar de que uno de ellos es considerado como semi-dios, emprende batallas en contra de Troya5. Dos obras que son consideradas por la literatura como Epopeyas, son al mismo tiempo leyendas de héroes y que encierran cuento y mito a la vez.
También son consideradas leyendas las historias que nutrieron muchas novelas de caballería durante la Edad Media, y que han servido de fuentes a escritores de la época posterior. Así ocurre con la leyenda de los Edas, escritos entre 1500 y 1900, que son un conjunto de poemas anónimos de referencia pagana.
Las Sagas son relatos históricos y épicos de Noruega e Irlanda, generalmente contados en prosa. Los cantares de Gesta, que son Leyendas históricas medievales, donde refieren a epopeyas nacionales, y la poesía y el canto épico se llevan a cabo, la más significativa de las leyendas son las del Rey Arturo, entre otras.
En el próximo número estudiaremos el mito y su relación con el relato maravilloso, que se relaciona tanto en el cuento como en la leyenda, y que a pesar de su gran diferencia, realiza una función específica dentro del mito.
Para Mayor información léase:
Mito y Conocimiento, de Cristóbal Acevedo Martínez,
Cuaderno de Filosofía núm 17, Depto. de Filosofía de la
Universidad Iberoamericana, México 1993.
Literatura Universal
Francisco Montes de Oca
28 edición, Editorial Porrúa, México 1987
2 Diccionario Manual Griego, Griego clásico – español, J. M. Pabón de Urbina, 18 edición, España, 1967, editorial
VOX.
3 Camacho * Comparón * Castillo; Manual de Etimología Grecolatina, editorial Limusa.
4 Estigmatizado: Palabra que se utiliza en términos religiosos para mencionar que un hombre tiene las mismas heridas que sufrió Jesucristo en el calvario. Para mayor referencia léase a Ignacio Larrañaga, El hermano de Asís (la vida profunda de San Francisco), editorial Alba, 2da. Edición, 1992
5 Léase la Iliada y la Odisea de Homero. Para una mayor comprensión en el estudio de las obras de Homero, puede consultar la Iliada de la edición y traducción de Antonio López Eire, en la editorial Cátedra Letras Universales, 8va. Edición
*Egresado de Filosofía, U.A.B.C.
Capítulo: 3
Anteriormente se mencionó la definición etimológica de la palabra mito, MUTHOS, proveniente de la raíz griega muto logeou y muto logeo- o (contar mitos)2; narra, describe y trata en lenguaje simbólico religioso, el origen de los elementos y supuestos básicos de una cultura. También se mencionó a los cuentos tradicionales como parte fundamental del estudio mítico, los cuales tratan sobre narraciones ficticias, producto de la imaginación o realidad con cierto lenguaje de distorsión sin apego a un lineamiento histórico.
En este capítulo se abordará la relación que existe entre el mito y la leyenda, que al parecer tienen gran similitud con el cuento tradicional y con otras corrientes de la mitología, pero en el fondo sus definiciones y trabajos son diferentes.
Primeramente podemos definir a la leyenda como la narración tradicional o colección de narraciones relacionadas entre sí de un hecho imaginario, pero que se consideran reales. A diferencia de los cuentos fantásticos, que pueden ser hechos reales, son distorsionados, tanto la historia como los personajes, en las leyendas el personaje es real, pero su historia se torna ficticia o se da, a veces, una mezcla de hechos reales y de ficción a la vez, y parten de una situación históricamente verídica. Su terminología tiende a reafirmar este hecho, pues el término leyenda proviene de la lengua latina medieval LEGENDA (del Latín: Legere, leer: Legenda, las cosas que se han de leer), y significa lo que a de ser leído3, y es que durante algunos oficios religiosos de la iglesia cristiana, se leía en voz alta leyendas, vida de santos y de los mártires. De estas historias podemos mencionar la Legendi di sancti vulgari storiado (Leyenda Dorada), escrita por el dominico Santiago de la Vorágine, donde encontramos un fenómeno peculiar, es un escrito hagiográfico que exalta la figura de los santos como algo fantástico, e incluso, con ciertas atribuciones milagrosas o actos sobrenaturales. No nos extrañe encontrar escritos de vida de santos, como en el caso de San Francisco Asís, del cual se menciona que era un hombre estigmatizado 4 y que incluso realizaba milagros. De la misma forma encontramos al escritor José María Eça de Queiroz, quien publicó en el siglo XIX, su diccionario de milagros y de vida de santos.
La leyenda tiene esta característica, el situarse en un lugar y en una época específica y que parte de hechos que fueron reales aunque están idealizados, y hasta cierto grado mitificados. Se diferencían de la historia, en cuanto su narración y su finalidad, la cual es siempre de tipo didáctico, ético, religioso o nacionalista, como en el caso de los pueblos que han exaltado la memoria de sus héroes, cuando éstos no realizaron una hazaña que no les correspondía. Un ejemplo típico es el de la historia en México, el cual hace hincapié en sus héroes nacionales, como en el caso de Miguel Hidalgo, quien es mencionado como “el padre de la patria” y principal personaje de la Independencia, cuando es personaje mas de la historia de un pueblo, o en el caso de los Niño Héroes, entre otros.
Por lo cual se puede decir que las leyendas, a diferencia de los mitos que sólo se encargan de los dioses, creaciones, héroes semi-dioses, etc., éstos remarcan al héroe humano y su relación con su entorno. En este aspecto se puede mencionar la obra la Odisea, de Homero, que su personaje principal Ulises, quien a pesar de sus relación con los dioses, pasa por el plano de leyenda en el momento que deja vestigios en la historia del pueblo de Troya. O como en el caso de Héctor y Aquiles, personajes principales de la Iliada, que a pesar de que uno de ellos es considerado como semi-dios, emprende batallas en contra de Troya5. Dos obras que son consideradas por la literatura como Epopeyas, son al mismo tiempo leyendas de héroes y que encierran cuento y mito a la vez.
También son consideradas leyendas las historias que nutrieron muchas novelas de caballería durante la Edad Media, y que han servido de fuentes a escritores de la época posterior. Así ocurre con la leyenda de los Edas, escritos entre 1500 y 1900, que son un conjunto de poemas anónimos de referencia pagana.
Las Sagas son relatos históricos y épicos de Noruega e Irlanda, generalmente contados en prosa. Los cantares de Gesta, que son Leyendas históricas medievales, donde refieren a epopeyas nacionales, y la poesía y el canto épico se llevan a cabo, la más significativa de las leyendas son las del Rey Arturo, entre otras.
En el próximo número estudiaremos el mito y su relación con el relato maravilloso, que se relaciona tanto en el cuento como en la leyenda, y que a pesar de su gran diferencia, realiza una función específica dentro del mito.
Para Mayor información léase:
Mito y Conocimiento, de Cristóbal Acevedo Martínez,
Cuaderno de Filosofía núm 17, Depto. de Filosofía de la
Universidad Iberoamericana, México 1993.
Literatura Universal
Francisco Montes de Oca
28 edición, Editorial Porrúa, México 1987
2 Diccionario Manual Griego, Griego clásico – español, J. M. Pabón de Urbina, 18 edición, España, 1967, editorial
VOX.
3 Camacho * Comparón * Castillo; Manual de Etimología Grecolatina, editorial Limusa.
4 Estigmatizado: Palabra que se utiliza en términos religiosos para mencionar que un hombre tiene las mismas heridas que sufrió Jesucristo en el calvario. Para mayor referencia léase a Ignacio Larrañaga, El hermano de Asís (la vida profunda de San Francisco), editorial Alba, 2da. Edición, 1992
5 Léase la Iliada y la Odisea de Homero. Para una mayor comprensión en el estudio de las obras de Homero, puede consultar la Iliada de la edición y traducción de Antonio López Eire, en la editorial Cátedra Letras Universales, 8va. Edición
Por Oscar Martínez Herrera
Egresado: Filosofía U.A.B.C.
Capítulo: 2
En el número anterior, habíamos mencionado la definición etimológica de la palabra mito, la cual proveniente del griego antiguo MUTHOS, que procede de la raíz muto logeou y muto logeo- o (contar mitos)2, que es en sí una narración que describe y trata, en lenguaje simbólico, el origen de los elementos y supuestos básicos de una cultura.
Es necesario mencionar previamente la relación y definición de conceptos que la mitología maneja, tales como metáfora, alegoría, fábula, leyenda, saga, cuento, épica, entre otros. En este capítulo dedicaremos a entender el concepto de cuento, parte esencial de la mitología, es decir, el cuento tradicional, el cual, como término genérico, engloba varios tipos de narraciones tradicionales, ya sean orales, escritas o iconográficas, y que forman parte de la manifestación del folclore. Estos cuentos tradicionales han pasado de generación en generación, sufriendo con el tiempo demasiadas alteraciones, debido a la incorporación o la eliminación de los narradores o escritores.
En general, los principales tipos de cuentos tradicionales se intercambian entre sí y se refieren, la mayoría, a cualquier tipo de narración ficticia, producto de la imaginación o narración real, con cierto lenguaje de distorsión sin apego a un lineamiento histórico. Sin embargo, para los eruditos del folclore representa una forma característica de la tradición de los pueblos, y es parte esencial de la literatura antigua. También existen los cuentos de animales y fábulas (de las que nos ocuparemos más adelante), o cuentos fantásticos, así como anécdotas e incluso chistes, como el grupo formado por cuentos reiterativos, retahílas (como los cuentos de nunca acabar) y fábulas cantadas, cuya narración incluye canciones o rimas, entre otros. Tal es el caso de los cuentos tradicionales egipcios (en torno al año 2000 a. c.), los cuales son los más antiguos; de la cultura griega encontramos las fábulas de Esopo; en los escritos romanos de Ovidio y Lucio Apuleyo, están impregnados de elementos fantásticos y trasformaciones mágicas; se encuentran también los relatos indios, conocidos como los Panchatantras, o los Cinco Libros, del siglo IV, también de esta cultura se encuentran las narraciones de Samadeva; por el siglo XI, un autor desconocido escribió en sánscrito unos 350 cuentos3; y entre los cuentos de Medio Oriente se encuentra sin duda Las Mil y una Noches. 4
También en la Edad Media de la Europa Occidental, se dieron infinidades de relatos y cuentos de diferentes temas y estilos diversos. Están por ejemplo, los romances de caballeros, ya sea en prosa o en verso, que encontramos en la cultura francesa o los poetas ingleses, como Geoffrey Chaucer y Giovanni Bocaccio, los cuales conservaron y desarrollaron la tradición antigua de las rapsodias, a través de los cantos de los juglares, de igual manera en verso o en prosa y los fabliaux, es decir, cuentos eróticos y de aventuras, así como también leyendas: Los cuentos de Canterbury, de Chaucer; el libro de El Conde Lucanor, del infante Don Juan Manuel; y el Decamerón, de Boccaccio. Después de Boccaccio, las narraciones breves de carácter realista se realizan como género de Novella, es decir, la famosa Novela, las cuales tenían un relato ficticio y autor propio, contrario al cuento de carácter popular e impersonal.
A comienzos del siglo XIX, los filólogos alemanes Jacob y Wilhelm Grimm (1785-1863 y 1786-1859, los famosos hermanos Grimm) publicaron Cuentos para la infancia y el Hogar (2 volúmenes, 1812 – 1815), basados en la colección de minnesinger alemanes, Clemens Brentano y Ludwig Achim von Arnim, que en 1805 habían publicado el primer volumen, de una colección de canciones tradicionales al estilo romántico. Es en estos escritos en donde los hermanos Grimm tienden a recopilar todos los cuentos populares, respetando literalmente lo que se contaba, es decir, transcribían literalmente el habla popular. Nace pues, un origen común en el que los filólogos alemanes como Theodor Benfey y el escritor escocés William Clouston, quienes sostuvieron que los cuentos se habían difundido gracias a los viajeros que emigraban de la India hacia el Oriente y al Occidente. Tal es el caso, que la recopilación de los cuentos aumentó considerablemente en diferentes ciudades, como en Suiza, las Islas Frisas, Holanda, Dinamarca, Suecia, Noruega. Contaban además con narraciones de vascos, tiroleses, griegos modernos, rumanos, albaneses, rusos, lituanos, estonios, entre muchos más, a tal grado que se tenían cuentos de América del Sur4, donde la mayoría de estos mitos recopilados por los hermanos Grima eran cuentos fantásticos o Märchen (palabra alemana con la que los eruditos prefieren referirse a ellos), los cuales pertenecen al campo de la denominada ficción, y éstos tienen lugar en un mundo fantástico, poblado por personajes extraños y mágicos, y no se consideran verídicos, ni por el narrador ni por su audiencia, aunque algunos hacen mención de acontecimientos o sucesos reales, con un lenguaje folclórico que enriquecía la cultura de los pueblos. Aunque lo sobrenatural abunda en este tipo de cuentos, pocos tienen que ver con los cuentos de hadas, pues estos abarcan un gran número de argumentos (como los relatos de La Cenicienta, Blancanieves, Caperucita Roja, etc5.). En los cuentos tradicionales encontramos el tipo de cuento fantástico, el cual implica a una figura heroica desvalida que debe enfrentarse a diversas pruebas o llevar a cabo empresas casi imposibles, que consigue realizarlas por medios sobrenaturales, que utilizado por los personajes de este género, se convierte en magia.
Otro género es el cuento de hadas, historias de las intervenciones en los asuntos mortales a través del factor magia de unos pequeños seres sobrenaturales del folclore, generalmente de aspecto humano, que habitan en una región imaginaria llamada tierra de las hadas. Aquí se engloba además, de forma imprecisa, a los duendes, gnomos, elfos, genios, trasgos, trolls, enanos, banshees, silfos, espíritus y ondinas. La imaginación folclórica no concibe la tierra de las hadas como un mundo aparte, sino que hace vivir a los duendes en parajes tan comunes como las colinas, los árboles o los arroyos, y además usan ropas, adornos, muebles, casas y otros objetos semejantes a los de los humanos.
En los cuentos tradicionales también existe el cuento de iniciación, relato que tiene como finalidad la superación de un conflicto. Es semejante al Bildungsroman, que trata sobre narraciones fantásticas con una enseñanza, ambos tipos de cuentos pretenden ser novela pedagógica.
En la mayoría de los cuentos de hadas y tradicionales, el personaje tiene que pasar una prueba para conseguir un objetivo. Lo hará solo, a no ser que el protagonista sea un grupo —los Argonautas en busca del vellocino de oro— pasará por múltiples pruebas en las cuales encontrará algún amuleto o ser maravilloso que le ayudará en su objetivo —como metáfora de las cosas y las personas positivas que se cruzan en la vida de la gente— y también trampas y seres malvados que tratarán de que no lo logre. Pero al final conseguirá su propósito.
En el siguiente número abordaremos las leyendas y anécdotas, que aunque pueden ser parte del cuento, son un género específico en la mitología.
Para mayor referencia acerca de los estudios mitológicos
Mito y Conocimiento, de Cristóbal Acevedo Martínez,
Cuaderno de Filosofía no 17 Depto. de Filosofía de la
Universidad Iberoamericana, México 1993
2 Diccionario Manual Griego, Griego clásico – español, J. M. Pabón de Urbina, décimo octava edición, España 1967, editorial
VOX
3 Panchatantra, Biblioteca Clásica, p 219, Madrid. Cuentos sobre reyes, doncellas y animales.
4 Campell Joseph. El vuelo del ganso salvaje, exploración en la dimensión mitológica. Traducción de David González Raga y
Fernando Mora. 1997 Editorial Kairós, Barcelona España, pp. 14 ss (Los cuentos de Hadas.)
5 Blancanieves y los siete enanos, es uno de los cuentos recopilados de los hermanos Grimm, el cual es retomado por Walt
Disney (1937) fue el primer largometraje de dibujos animados de la historia.
Egresado: Filosofía U.A.B.C.
Capítulo: 2
En el número anterior, habíamos mencionado la definición etimológica de la palabra mito, la cual proveniente del griego antiguo MUTHOS, que procede de la raíz muto logeou y muto logeo- o (contar mitos)2, que es en sí una narración que describe y trata, en lenguaje simbólico, el origen de los elementos y supuestos básicos de una cultura.
Es necesario mencionar previamente la relación y definición de conceptos que la mitología maneja, tales como metáfora, alegoría, fábula, leyenda, saga, cuento, épica, entre otros. En este capítulo dedicaremos a entender el concepto de cuento, parte esencial de la mitología, es decir, el cuento tradicional, el cual, como término genérico, engloba varios tipos de narraciones tradicionales, ya sean orales, escritas o iconográficas, y que forman parte de la manifestación del folclore. Estos cuentos tradicionales han pasado de generación en generación, sufriendo con el tiempo demasiadas alteraciones, debido a la incorporación o la eliminación de los narradores o escritores.
En general, los principales tipos de cuentos tradicionales se intercambian entre sí y se refieren, la mayoría, a cualquier tipo de narración ficticia, producto de la imaginación o narración real, con cierto lenguaje de distorsión sin apego a un lineamiento histórico. Sin embargo, para los eruditos del folclore representa una forma característica de la tradición de los pueblos, y es parte esencial de la literatura antigua. También existen los cuentos de animales y fábulas (de las que nos ocuparemos más adelante), o cuentos fantásticos, así como anécdotas e incluso chistes, como el grupo formado por cuentos reiterativos, retahílas (como los cuentos de nunca acabar) y fábulas cantadas, cuya narración incluye canciones o rimas, entre otros. Tal es el caso de los cuentos tradicionales egipcios (en torno al año 2000 a. c.), los cuales son los más antiguos; de la cultura griega encontramos las fábulas de Esopo; en los escritos romanos de Ovidio y Lucio Apuleyo, están impregnados de elementos fantásticos y trasformaciones mágicas; se encuentran también los relatos indios, conocidos como los Panchatantras, o los Cinco Libros, del siglo IV, también de esta cultura se encuentran las narraciones de Samadeva; por el siglo XI, un autor desconocido escribió en sánscrito unos 350 cuentos3; y entre los cuentos de Medio Oriente se encuentra sin duda Las Mil y una Noches. 4
También en la Edad Media de la Europa Occidental, se dieron infinidades de relatos y cuentos de diferentes temas y estilos diversos. Están por ejemplo, los romances de caballeros, ya sea en prosa o en verso, que encontramos en la cultura francesa o los poetas ingleses, como Geoffrey Chaucer y Giovanni Bocaccio, los cuales conservaron y desarrollaron la tradición antigua de las rapsodias, a través de los cantos de los juglares, de igual manera en verso o en prosa y los fabliaux, es decir, cuentos eróticos y de aventuras, así como también leyendas: Los cuentos de Canterbury, de Chaucer; el libro de El Conde Lucanor, del infante Don Juan Manuel; y el Decamerón, de Boccaccio. Después de Boccaccio, las narraciones breves de carácter realista se realizan como género de Novella, es decir, la famosa Novela, las cuales tenían un relato ficticio y autor propio, contrario al cuento de carácter popular e impersonal.
A comienzos del siglo XIX, los filólogos alemanes Jacob y Wilhelm Grimm (1785-1863 y 1786-1859, los famosos hermanos Grimm) publicaron Cuentos para la infancia y el Hogar (2 volúmenes, 1812 – 1815), basados en la colección de minnesinger alemanes, Clemens Brentano y Ludwig Achim von Arnim, que en 1805 habían publicado el primer volumen, de una colección de canciones tradicionales al estilo romántico. Es en estos escritos en donde los hermanos Grimm tienden a recopilar todos los cuentos populares, respetando literalmente lo que se contaba, es decir, transcribían literalmente el habla popular. Nace pues, un origen común en el que los filólogos alemanes como Theodor Benfey y el escritor escocés William Clouston, quienes sostuvieron que los cuentos se habían difundido gracias a los viajeros que emigraban de la India hacia el Oriente y al Occidente. Tal es el caso, que la recopilación de los cuentos aumentó considerablemente en diferentes ciudades, como en Suiza, las Islas Frisas, Holanda, Dinamarca, Suecia, Noruega. Contaban además con narraciones de vascos, tiroleses, griegos modernos, rumanos, albaneses, rusos, lituanos, estonios, entre muchos más, a tal grado que se tenían cuentos de América del Sur4, donde la mayoría de estos mitos recopilados por los hermanos Grima eran cuentos fantásticos o Märchen (palabra alemana con la que los eruditos prefieren referirse a ellos), los cuales pertenecen al campo de la denominada ficción, y éstos tienen lugar en un mundo fantástico, poblado por personajes extraños y mágicos, y no se consideran verídicos, ni por el narrador ni por su audiencia, aunque algunos hacen mención de acontecimientos o sucesos reales, con un lenguaje folclórico que enriquecía la cultura de los pueblos. Aunque lo sobrenatural abunda en este tipo de cuentos, pocos tienen que ver con los cuentos de hadas, pues estos abarcan un gran número de argumentos (como los relatos de La Cenicienta, Blancanieves, Caperucita Roja, etc5.). En los cuentos tradicionales encontramos el tipo de cuento fantástico, el cual implica a una figura heroica desvalida que debe enfrentarse a diversas pruebas o llevar a cabo empresas casi imposibles, que consigue realizarlas por medios sobrenaturales, que utilizado por los personajes de este género, se convierte en magia.
Otro género es el cuento de hadas, historias de las intervenciones en los asuntos mortales a través del factor magia de unos pequeños seres sobrenaturales del folclore, generalmente de aspecto humano, que habitan en una región imaginaria llamada tierra de las hadas. Aquí se engloba además, de forma imprecisa, a los duendes, gnomos, elfos, genios, trasgos, trolls, enanos, banshees, silfos, espíritus y ondinas. La imaginación folclórica no concibe la tierra de las hadas como un mundo aparte, sino que hace vivir a los duendes en parajes tan comunes como las colinas, los árboles o los arroyos, y además usan ropas, adornos, muebles, casas y otros objetos semejantes a los de los humanos.
En los cuentos tradicionales también existe el cuento de iniciación, relato que tiene como finalidad la superación de un conflicto. Es semejante al Bildungsroman, que trata sobre narraciones fantásticas con una enseñanza, ambos tipos de cuentos pretenden ser novela pedagógica.
En la mayoría de los cuentos de hadas y tradicionales, el personaje tiene que pasar una prueba para conseguir un objetivo. Lo hará solo, a no ser que el protagonista sea un grupo —los Argonautas en busca del vellocino de oro— pasará por múltiples pruebas en las cuales encontrará algún amuleto o ser maravilloso que le ayudará en su objetivo —como metáfora de las cosas y las personas positivas que se cruzan en la vida de la gente— y también trampas y seres malvados que tratarán de que no lo logre. Pero al final conseguirá su propósito.
En el siguiente número abordaremos las leyendas y anécdotas, que aunque pueden ser parte del cuento, son un género específico en la mitología.
Para mayor referencia acerca de los estudios mitológicos
Mito y Conocimiento, de Cristóbal Acevedo Martínez,
Cuaderno de Filosofía no 17 Depto. de Filosofía de la
Universidad Iberoamericana, México 1993
2 Diccionario Manual Griego, Griego clásico – español, J. M. Pabón de Urbina, décimo octava edición, España 1967, editorial
VOX
3 Panchatantra, Biblioteca Clásica, p 219, Madrid. Cuentos sobre reyes, doncellas y animales.
4 Campell Joseph. El vuelo del ganso salvaje, exploración en la dimensión mitológica. Traducción de David González Raga y
Fernando Mora. 1997 Editorial Kairós, Barcelona España, pp. 14 ss (Los cuentos de Hadas.)
5 Blancanieves y los siete enanos, es uno de los cuentos recopilados de los hermanos Grimm, el cual es retomado por Walt
Disney (1937) fue el primer largometraje de dibujos animados de la historia.
Del Griego mutos = mithos: expresión,
mensaje, algo que se narra, relato(1).1
mensaje, algo que se narra, relato(1).1
Por Oscar Martínez
La siguiente sección, es un trabajo de investigación que pretende, por una parte, dar a conocer los mitos, creencias, leyendas, cuentos, sagas, anécdotas, narraciones e historias antiguas, entre otras cosas; así como su significado y su relación que éstas encierran, su punto de estudio e interpretación científica, y por otro otro lado, su relación con las proliferaciones de la llamadas pseudo ciencias, sectas, religiones, entre otras(2)2; mismas que se han valido de las mitologías, impregnadas de simbolismo y lenguaje abstracto, así como de sus diferentes corrientes para controlar y enajenar a sus víctimas (la droga ideológica o soma(3)3), que es la misma sociedad en sí, que llena de necesidad y carente de una educación y cultura, necesita de una respuesta que reafirme su quehacer y existir diario.
Comencemos citando la definición etimológica de la palabra MITOS, que proviene del griego antiguo mutos ou o, que significa: palabra, discurso, razón, dicho público, relato comunicado, comunicación, noticia, mensaje, conversación, plática, deliberación consigo mismo, reflexión, pensamiento, opinión, resolución, proyecto, designio, plan, consejo, rumor, relato imaginado, invención, leyenda, mito, fábula, objeto de conservación, asunto e historia. Esta misma palabra proviene de la raíz compuesta por las palabras: muto logeou y muto logeo- o, que se refiere al acto de contar, referir, especialmente en contar o referir mitos, fábulas o leyendas; hablar en figura o alegoría, el hecho de fantasear, imaginar; tratar o platicar largamente o al por menor {de algo: peri y genitivo}(4)4. Es decir las narraciones extraordinarias, generalmente de referentes a los orígenes, lo que, en la mentalidad primitiva, llaman justificación. En estos mitos se recrean a través de las fábulas o ficciones alegóricas hechos primordiales, que supuestamente dan explicación y fundamentan tanto las normas sociales como a las mismas creencias y costumbre de lo pueblos mismos, mediante la exposición de genealogías o interpretaciones ideológicas de dichas funciones y normas, tales como el origen de el universo o los mundos, los llamados Génesis o principios de la creación de todas las cosas y de el mismo hombre(5)5; o como narraciones de hechos sobrenaturales o poderes excepcionales y permiten la justificación de valores, instituciones y creencias, que la misma sociedad construye con representaciones simbólicas (formas ideológicas) que generalmente van unidas a las características propias de una sociedad.
Mitología: Ulises es atado para no ser atraído por el canto de la Sirenas Homero: La Odisea
El mito también suele narrar acontecimientos en los tiempos primordiales, tales como el mundo griego clásico, desde Hesíodo (Los trabajos y los días) y Homero (la Iliada y la Odisea), donde el mito es definido como un hieros logos o narración sagrada, en este aspecto lo mítico se asocia a la tradición sagrada (6).6 Puede distinguirse diversas clases de mitos, tanto de la creación del mundo o cosmológicos y sus derivados, titantomaquia, gigantomaquia, era de los dioses, la creación de los hombres. etc.; así como mitos de renovación, mitos de héroes y
de salvadores; mitos acerca de la creación de un pueblo, en los que se interpreta así mismo simbólicamente; mitos escatológicos; mitos de edades o de eras, etc. Pero a pesar de la gran variedad de mitos primitivos, es importante la variedad que aborda el mito, las referencias al cuestionamiento sobre que es el hombre y cual es su origen, del por qué de su vida, su relación con las cosa y la sociedad.
El Baphomet o signo de los monjes templarios en tiempos de las cruzadas
El simbolismo mítico es parte de la mitología, la cual representa un lenguaje codificado que solo se podía interpretar por ciertas sectas religiosas o grupos místicos en tiempos de anta
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En los mitos tanto en los fenómenos de la naturaleza, como en la sociedad, adquieren un significado y sobre todo un sentido, generan modelos ejemplares, ya que dan explicación a los fenómenos sociales, institucionales, etc., actúan pues, como cohesionadores sociales. Los personajes de los mitos no pertenecen al mundo cotidiano, es decir a un tiempo y un espacio profano, sino al mundo de lo sagrado(7)7, entre otras tantas derivaciones.
También en esta sección estudiaremos la relación del mito con el conocimiento, con la razón misma o racionalizantes(8)8, o con el estudio profundo del mito y el logos(9)9; también con la proyección psicológica, religiosas, entre otras; así como los diferentes autores de estudios críticos, tales como Schelling, que considera al mito como una auténtica manifestación cultural de un pueblo; o como Ff. M. Muller, el cual encuentra las perspectivas filológicas en el estudio mítico, entre otros. También citaremos a antropólogos, como Frazer; Boas (que relaciona al mito con cuentos populares); Radcliffe-Brown, que destacó el aspecto funcional de los mitos en la estructura social; Ruth Benedict, que los relaciona con ritos y religiones; B. Malenowski, el cual menciona que lo mitos manifiestan el carácter estatutario de las instituciones y conductas sociales, y actúan como justificación de las costumbres y creencias sociales.
También a los estructuralistas, como G. Demazil, Levi Strauss, que relacionan al mito con la sociedad y el lenguaje, en este aspecto el mito de una sociedad es una conducta verbal institucionalizada, nos lleva a acontecimientos pasados (“antes de la creación del mundo”, o “hace mucho tiempo”), pero forman parte de una estructura permanente, que se refieren principalmente al pasado, presente y al futuro.(10)10
En cuanto a la corriente simbolista, estudiaremos las perspectivas de Ernest Cassirer, quien considera a los mitos como una forma simbólica esencial, junto con el lenguaje y la ciencia. Para Cassirer, los mitos que están en la base de la religión y el arte, permiten al hombre conducirse mediante representaciones simbólicas que no están en duda, sino constituidas por conciencia y son las primeras formas de ordenación del mundo.
Por su parte, Mircea Eliade nos dará la pauta para el estudio de los mitos desde los relatos de creencias que se remontan en tiempos primordiales (in illo tempore) en donde observaremos los rasgos específicos de lo humano desde su perspectiva espiritualista.(11)11
No obstante, algunos historiadores de la filosofía, como G.S. Kira, por ejemplo, manifiestan que no puede haber una teoría universalista de los mitos y menos todavía los mitos; también estudiaremos a Paul Recoer, y principalmente a Joseph Campbell, el cual, con su erudición y sus estudios en mitología, trata de dar justificación a la vida cotidiana del hombre(12),12 entre otros autores que estudian el fenómeno mítico.
En nuestro siguiente número estudiaremos las relaciones que tiene el mito con la fábula, la leyenda, gesta, cuento, saga, épica, etc., así como la alusión que hace el mito a la Metafísica, metáfora, teosofía, símbolo, cabala, interpretación. etc.
1 (1)Abbagnano Nicola, Diccionario de Filosofía, deudecima reimpresión 1995, segunda Edición en Español 1974. El fondo de Cultura Económica, pp. 807 ss
2 (2) Obsérvese: Niños Índigos, la pseudo ciencia vs. ciencia, Revista Entre Líneas No3, del 21 al 27 de julio del 2005
3 (3)Léase: Huxley, Aldous. Un mundo feliz, Editorial tomo II, México 1997
4 (4) Diccionario Manual Griego, Griego clásico – español, J. M. Pabón de Urbina, décimo octava edición, España 1967, editorial VOX
5 (5)Para mayor referencia puede buscara en: Descele de Brouwer, La Biblia de Jerusalem, Henao Bilbao, España 1975; o a Hesíodo en Teogonía, del prologo Manuel Villalaz , José; en editorial: Porrua, sepan cuantos, México 1990.
6 (6) Cristóbal Martínez, Acevedo; Mito y Conocimiento, presentado por Jorge F. Aguirre Sola, Departamento de Filosofía de la Universidad Ibero Americana 1993. México D. F. presentación p. 9ss
7 (7)Léase: L. Cardona, Francesc, Mitología Griega (mitología e historia), Edicominicacion, editorial Olimpo 1996, pp. 5ss
8 (8)Gadamer, Hans-Georg, Mito y Razón, 1era edición 1997, Traducción de Jesé Francisco Zúñiga García, España. P.13ss
9 (9)Mito y Logos, una relación contradictoria (el mito en la antigüedad), en: Cristoval Martínez, Acevedo; Mito y Conocimiento, presentado por Jorge F. Aguirre Sola, Departamento de Filosofía de la Universidad Ibero Americana 1993. México D. F. presentación p. 31ss
10 (10)Léase algunas de sus obras de Claude Lévi- Strauss, tales como: El pensamiento Salvaje; o los volúmenes de Mitológicas que comprenden: Lo crudo y lo cocido, De la miel a las cenizas, El origen de la manera en las masas y El hombre desnudo
11 (11)Eliade Mircea, Lo sagrado y lo profane,1957 Rowhohlt Taschenbuch, España Primera Edición 1998 editorial: Paidós La Prueba del laberinto, Conversación con Claude – Henri Rocquet, ediciones Cristiandad, Madrid 1980. Mito y Realidad, Tradición de Luis Gil, Primera edición en colección Labor
12 (12)Léase: Campbell, el Vuelo del Ganso Salvaje, en Editorial Kairós, Barcelona España 1997. Los mitos su impacto en el mundo actual. La mascara de Dios y el poder de el Mito. El héroes de las mil caras, psicología de el mito, en El Fondo de Cultura Económica 1959